El viaje a las Cataratas del Iguazú
«No podemos terminar el verano sin ir a algún lado». Así estaba mi cabeza en el ultimo verano y, con esto en mente comenzó el juego de elegir destino.
La idea fácil y rápida de ir a la costa atlántica medio que la descarté por la imprevisibilidad del clima, ya el verano anterior nos habían tocado 4 días de nubes/lluvia sobre 7 en total.
¿Y por qué no las Cataratas? un destino relativamente cercano, que no requiere de muchos días, no TAN caro, con coatíes y monos para que los chicos conozcan….ideal, digamos.
Bueno, el destino estaba, solo faltaba todo lo demás. Ir en auto, descartado. Mucho tiempo de viaje y pocos días disponibles, aunque el plus de tener el auto allá fuese importante.
Quedaba el avión, y una búsqueda bastante rápida dio como resultado que la mejor alternativa era JetSmart, primero por precio y segundo por la posibilidad de pagar en 12 cuotas sin interés.
Y así fue, compre los pasajes por JetSmart obviamente asegurándome de elegir los asientos según el que, pensé, era el mejor criterio. Sin embargo no fue el mejor criterio, porque no me puse a investigar como hubiese debido y el asiento que me auto asigné (en la ultima fila) NO TENIA VENTANA. Que deprimente iniciar unas vacaciones en avión sentándote en un asiento que no tiene ventana.
Después de un par de días de búsqueda y consultas decidí comprar el alojamiento en el Hotel Raíces Esturión, que está ubicado a unos minutos del Hito Tres Fronteras en Puerto Iguazú.
Resultó ser una muy buena elección, sobre todo utilizamos muchísimo la pileta que es enorme. La habitación cuádruple resulto muy buena al igual que el desayuno. Incluso el hotel tiene restaurante, al que fuimos solo una vez porque los precios estaban un poco mas allá de lo que estaba dispuesto a pagar, aunque la comida era buena.
Gracias a la recomendación de un amigo me contacte con Mario, dueño de una empresa de turimo que trabaja principalmente haciendo traslados en la zona. El fue nuestro transporte de cabecera, tanto para recibirnos en el aeropuerto como para llevarnos a los parques de Puerto Iguazú y de Foz de Iguazu.
El resto de los traslados los hicimos en los colectivos/buses locales cuyo pasaje costaba $ 450 (alrededor de u$s 0,50) y se podía comprar en el mismo momento de subir.
El hotel no está demasiado cerca del centro de Puerto Iguazú, a unos 2 km. mas o menos, así que íbamos y volvíamos en colectivo. Lo mismo hicimos en la visita al Parque Güirá Oga que está en la ruta hacia el aeropuerto y tiene parada de transporte publico en la puerta.
La verdad es que todas las visitas se pueden hacer en transporte público, este llega al Parque Nacional Iguazú e incluso hay líneas que cruzan la frontera de Brasil y llegan al Parque Foz de Iguazu.
En el caso de ir en grupo de 4 personas como nosotros tiene algo de sentido contratar un transporte privado porque la diferencia de costo se minimiza. En caso de que viajen 2 personas, el transporte público va a resultar bastante mas económico.
La principal ventaja que encontré en contratar el transporte es que el cruce de la frontera lo resuelve el mismo chofer, que al estar registrado como operador turístico (si es el caso, como nos pasó a nosotros) tiene el permiso para trasladar pasajeros sin que estos hagan el control de frontera. Así que pasamos a Brasil sin bajar del auto, solamente tuvimos que registrar el regreso a Argentina a la vuelta.
En cuanto a la principal atracción del lugar, las Cataratas del Iguazú, bueno, qué decir. La sensación de estar ahí es algo así como «no, bueno, esto es un exceso de espectacularidad«.
Lamentablemente creo que por octubre o noviembre de 2023 la crecida del rio Iguazú había roto las pasarelas que llevan a la Garganta del Diablo en el lado argentino, y obviamente no estaban aun reparadas por lo cual esa visita estaba suspendida. El tren ecológico del lado argentino terminaba en la estación Cataratas, es decir donde se inicia los circuitos superior e inferior.
Habíamos estado en Cataratas (lado argentino) en el año 2006, hace ya un tiempo, y ahora encontré todo mas o menos igual. Y no me refiero a las caídas de agua claro. En cambio del lado brasilero las cosas están muy cambiadas. Hay una infraestructura que supera por lejos a la existente del lado argentino, el cual siempre corre con la ventaja de tener la vista privilegiada sobre la Garganta del Diablo.
Hay una suerte de explicación que se suele esgrimir y es que los brasileros no cuidan el entorno y por eso construyen restaurantes, atracciones varias o sobre explotan el parque mientras que del lado argentino se lleva a cabo un mayor cuidado de lo natural.
Estoy plenamente a favor de cuidar la naturaleza pero al mismo un poco en contra de esa explicación. Porque si vas a construir, por ejemplo, una zona de descanso con bar, mesas y sillas, resulta igual de intrusivo hacia la naturaleza hacerlo moderno, confortable, visualmente atractivo, que dejarlo así nomás como hace 20 o 30 años.
La cuestión es que con la Garganta del Diablo cerrada, por lejos LA imagen de las Cataratas del Iguazú, como fue en este tiempo, en mi opinión el lado argentino no tiene tanto para ofrecer como si el lado brasilero.
Por suerte tengo entendido que en julio de este año fue rehabilitada la pasarela de la Garganta del Diablo, con lo que se puede acceder nuevamente al lugar mas emblemático de las Cataratas.
Como recomendación diría que es conveniente evitar los meses de mas calor. El día que fuimos al Parque Nacional Iguazú hacia no menos de 37°C, era insoportable y poco disfrutable. Luego otros días la temperatura bajo ligeramente, pero lógicamente que en verano en esta zona va a hacer calor.
Paseos adicionales hay varios, el Parque Güirá Oga es una reserva de vida silvestre donde viven animales rescatados del trafico ilegal o de accidentes. Algunos son liberados luego en la medida de las posibilidades. Un lindo paseo.
Luego los mas clásicos, el Parque de las Aves en Foz de Iguazú, Ciudad del Este, el free shop, los paseos en helicóptero (unos 120 dólares por persona con alrededor de 10 minutos de duración) y otras atracciones de Foz de Iguazú de las cuales me enteré estando allá: Movie Cars (un ¿parque? temático dedicado a vehículos de películas), DreamPark (otro ¿parque? con una miscelánea de temáticas que van desde museo de cera hasta dinosaurios pasando por un motor show, tirolesa y bar de hielo).
En Puerto Iguazú tambien hay un bar de hielo, sobre la ruta 12 saliendo de la ciudad. Muy cerca de ahí se encuentra «La Aripuca«, que es, y cito lo que publican en la web, «un emprendimiento Agro-Eco-Turístico familiar. Construído a base de árboles rescatados, inspirado en una típica trampa de los pueblos guaraníes, »La Aripuca» se impone con sus 17 metros de altura y mas de 500.000 Kgs de peso distribuído en 30 especies nativas de la Selva Misionera, muchos de ellos ejemplares centenarios, agrupados para mostrarnos LO QUE ESTAMOS PERDIENDO».
Breve mención a las Minas de Wanda y las Ruinas de San Ignacio que también pueden visitarse en el lado argentino y que ya conocía de mi visita anterior, aunque en aquel momento no me parecieron tan interesantes.
Me quedé con las ganas de hacer la visita a las Cataratas con Luna llena. Uno de los motivos principales por el que no pude hacerla es que no había Luna llena. Esto ya lo sabía, pero no tenía forma de cambiar las fechas para coincidir con el ballet cósmico (?).
Como comenté al principio, evitamos ir a la Costa Atlántica escapando de la imprevisibilidad del clima, pero en Iguazú también estuvo un poco inestable. La ventaja es que si bien llovió un par de veces, la lluvia dura un par de horas y luego vuelve el buen clima o el calor muy rápido, aunque acompañado por una insoportable humedad, a diferencia de la costa donde podemos tener noches de 10°C y días frescos en pleno verano.
Y tan rápido como se armó, el viaje a Iguazú llegó a su fin. El vuelo de JetSmart nos trajo a Aeroparque pero esta vez logré sentarme del lado de la ventana y, además, mis hijos pudieron ver la cancha de River desde el avión. Todo de acuerdo a lo esperado.
Conclusión del viaje: las Cataratas del Iguazú son una verdadera maravilla de la naturaleza. Todo, los saltos, la selva, los senderos. Es un lugar para recorrer con tiempo y en lo posible hacer todos los circuitos disponibles. Es un destino a mi criterio bastante accesible y que mas allá de ciertos momentos mejores o peores del año puede visitarse cualquiera de los 12 meses. Eso si, en verano puede hacer tanto calor que hasta puede impedir disfrutar del todo.