La luz al final de la cuarentena
En estos tiempos en los que viajar ya no es posible y no sabemos hasta cuándo será así, algo tan trivial como salir a caminar o andar en bicicleta cerca de nuestra casa se convierte en un evento comparable a una escapada de fin de semana. Principalmente para los chicos, que hace meses no pueden asomarse fuera de sus casas.
Este sábado 16 de mayo era el día en que el gobierno de la Ciudad de Buenos Aires comenzaba a permitir las salidas recreativas para los mas chicos. El permiso era para todo el fin de semana, sábado y domingo, con la premisa de que el sábado saldrían con los chicos los padres cuyo documento terminara en número par y el domingo los terminados en impar.
Esperábamos bastante este momento porque después de casi 2 meses de cuarentena mis dos pequeños estaban agotados de no salir. Están muy acostumbrados hacerlo todos los días con cualquier excusa, así que todo este tiempo de reclusión no fue fácil de sobrellevar.
Preparamos durante la semana las máscaras de Iron Man y del Hombre Araña con las cuales reemplazarían a los tapaboca de una forma mas glamorosa y heróica y cuando finalmente llegó el sábado pudieron disfrutar de un rato al aire libre con sus bicicletas.
Y en esto me detengo, porque la indicación oficial era que la salida sería solo para caminar. Y al mismo tiempo que no había que tener contacto con objetos o tenerlo lo menos posible. Pero mi experiencia indica que, si salía caminando, mis hijos tocarían absolutamente todo, las caminatas con ellos son treparse a rejas, subirse a canteros, colgarse de ramas…. Así que «desobedecimos» y utilizaron sus bicicletas. En la calle pude ver que la mayoría de los chicos estaban en bicicleta o con monopatines, y me parece lógico.
El clima fue ideal, pareció preparado a propósito para la ocasión. El otoño parece haber llegado solo por el color de los arboles y las hojas caídas en la vereda, por lo demás, estamos en primavera.
Este post lo quise escribir en forma anecdótica de este día en que volvimos a las calles, esperando que no tengamos que volver a irnos de ellas.