Volando con WizzAir de Barcelona a Budapest
Las empresas con las cuales volar estaban reducidas a unas pocas, Iberia y Wizz básicamente. Ni por asomo íbamos a pensar en un vuelo con escalas, así que teníamos solo esas opciones. La decisión de volar con Wizz fue bastante simple de tomar. Era la empresa con el pasaje mas económico y en el horario mas conveniente. Tan simple como eso.
La compra del pasaje demandó bastante tiempo, porque venia monitoreando los precios todos los días. A veces era caro, después bajaba, después volvía a bajar, después subía…Y así durante semanas y semanas. Cuando tuve mas o menos claro cual era el rango de precios en el que se movía, esperé a una oferta mas o menos buena. Y cuando finalmente apareció, zas, ahí tenía mis pasajes. Me parece importante hacer este seguimiento en los precios con anticipación para conocer mejor que precios podemos esperar, cuales son caros y cuales baratos.
El día del vuelo llegamos al aeropuerto de El Prat en Barcelona en taxi desde el hotel donde nos alojamos en la ciudad, el cual por cierto nos cobró 25 euros por el viaje. Los mostradores de checkin aun no estaban abiertos pero ya había algunas personas en la fila. Nosotros teníamos acceso prioritario, así que esperamos tranquilos.
El check in se hizo bastante rápido e ingresamos al sector de embarques donde aprovechamos para tomar algo, ya que saliendo del hotel a las 06:30 am. no habíamos desayunado nada. Pensamos ir al Burguer King, pero increíblemente no tenían nada que pueda considerarse desayuno, solo hamburguesas. Y si, había gente comiéndolas a las 8:00 am.
El vuelo de Wizz estaba anunciado para las 09:35, pero la hora se acercaba y el avión aun no había llegado a la manga. De hecho, media hora antes, había un avión de Ryanair embarcando. Claramente las cosas se iban a demorar.
Cerca de la hora a la que debíamos estar despegando se anuncia un cambio en la puerta de embarque y nos tuvimos que trasladar al piso inferior porque el avión se encontraba en posición remota. Esto trajo aparejado una espera adicional de unos 20 minutos para que llegue el bus que nos iba a trasladar, pero como ibamos con un bebé, nos hicieron subir primero al mencionado bus. Mal por la demora y el cambio de puerta, bien por la posición remota que siempre es buena oportunidad para ver aviones y sacarles fotos.
No recuerdo si el avión de Wizz era un A320 o un A321. Debería haberle prestado mas atención al detalle. Como mencioné antes, la posición remota me gusta porque te ubica frente a frente al avión y te permite apreciar toda esa majestuosidad de la ingeniería. En general, aunque llegue primero, siempre termino subiendo último por quedarme sacando fotos o simplemente mirando.
En Barcelona había llovido por la noche y el cielo estaba cubierto, pero apenas despegamos las nubes quedaron atrás y el vuelo fue muy tranquilo.
Algo que me resultó particularmente curioso durante el inicio del vuelo y no está relacionado con el mismo es un singular cambio de color en el Mediterráneo frente a las costas de Barcelona. En el video que adjunto se aprecia una «frontera» muy marcada entre lo que parecen ser dos aguas distintas. Como si fuese la desembocadura de un río. No pude encontrar información al respecto porque si bien hay un río en esa zona, no parece ser el causante de este fenómeno.
En este viaje tuve una usurpación de mi lugar natural dentro de un avión, es decir la ventana. Thomy quiso sentarse allí y obviamente no me pude negar, pero nunca imaginé que, lejos de disfrutar la vista, se iba a dormir a los 10 minutos de despegar. Esta situación sentaría precedentes para impedirle futuras usurpaciones.
Al rato de despegar la tripulación pasó a ofrecer bebidas y snacks, todo de pago, pero no consumimos nada. Si bien se habla mucho de las low cost y muchas veces no demasiado bien, la verdad es que no veo diferencias sustanciales en servicio con las aerolíneas tradicionales. Este vuelo de Wizz no tuvo diferencias con el de Iberia entre Madrid y Barcelona o el de Lufthansa entre Frankfurt y Londres en su momento. Solo podría decir que en este último nos dieron un pequeño snack sin cargo, pero ¿sólo por eso puedo decir que «se viaja mejor»?.
El espacio entre asientos es normal, si bien con mi metro setenta y monedas no tengo grandes requerimientos de espacio, las rodillas estaban lejos del asiento de adelante. Los asientos son delgados y no demasiado mullidos, eso si, pero es algo que pasa cada vez mas en cualquier aerolínea.
En semanas previas a este vuelo había consultado la ruta que íbamos a hacer en Flightradar24, algo que siempre hago porque en parte es lo que motiva la elección de determinado asiento (tal como expliqué en este post). El vuelo de Wizz pasaría relativamente cerca del pueblo de mi abuelo en Eslovenia, Črniče, entonces imaginé que, quizás, podría llegar a verlo desde al aire.
Parece algo muy loco, pero lo cierto es que en zonas rurales los pueblos se aprecian bastante bien y mas aun si tenemos clara su estructura urbana y contamos con un GPS que nos indique por dónde estamos pasando. Con este propósito el asiento a elegir tenia que estar del lado derecho del avión. Adicionalmente quería tener una visión parcial al menos del motor del avión. ¿Por que? Bueno, porque si. Reservé entonces los tres asientos de la fila 9 a la derecha (9D, 9E y 9F).
Solo quedaba esperar el momento de pasar por Eslovenia, aunque no tuve algo en cuenta. Nos habíamos despertado muy temprano, a las 05:00 am, y después de dormir solo unas 4 horas, estábamos cansados y todo el movimiento con los chicos es estresante así que lisa y llanamente me quedé dormido. Cuando me desperté agarré desesperado el celular y me fije en el GPS, ya estábamos ingresando a territorio húngaro. Quizás estaba nublado en Eslovenia o quizás de cualquier forma no hubiese podido ver nada, pero aun así me odié un montón.
Ingresamos al área de Budapest volando por el sur y luego virando hacia el norte para finalmente aterrizar en la pista 31R del aeropuerto Ferenc Liszt (tranqui, en ese momento ni idea que pista era, me fijé ahora solo a fines de este post y que parezca que la tengo clara con el mundo de la aviación 😂😂). El vuelo concluyó tan bien como transcurrió. Insisto en que tanto el servicio como el avión en si mismo no son sustancialmente distintos que los de una aerolínea considerada «tradicional».
El aeropuerto de Budapest es muy chico o, mejor dicho y en mi opinión, tuvo un crecimiento que no fue acompañado por su infraestructura. Nuestro avión quedó en una posición remota pero no había ningún bus esperando para llevarnos a la terminal, el trayecto se hace caminando bajo una suerte de galería hecha de una estructura metálica con la cual también se construyó una pequeña terminal. Una terminal que le robó espacio a la plataforma donde en algún momento había aviones. En el piso de esa terminal siguen pintadas las delineaciones de la pista.
Una vez dentro de la terminal principal del aeropuerto mi sensación es que las cosas no cambian demasiado, la cinta de equipaje es la mas chica en longitud de las que alguna vez vi en un aeropuerto. Mas chica aun que la del aeropuerto de Lamezia Terme en Calabria, que maneja seis veces menos trafico de pasajeros. El mismo sector de recepción de equipaje es chico y pide un lavado de cara con urgencia.
Algo que me molestó del aeropuerto es que los carros para transportar equipaje no sean gratuitos, sea con efectivo o con tarjeta, hay que pagarlos.
Recordemos que nos estábamos moviendo dentro del área Schengen, así que no fue necesario pasar por migraciones ni hacer ningún tramite, es hermoso viajar de esa forma. Así que recogido nuestro equipaje nos dirigimos al mostrador de las rentadoras de autos a retirar nuestro vehículo para luego adentrarnos en tierras húngaras.