La butaca para chicos es ley

La semana que pasada se promulgó en Argentina el decreto que actualiza y/o reemplaza algunos artículos de la ley 24449. Fueron varias las modificaciones pero una de ellas determina que los niños de hasta 10 años, en vez de solamente «estar sujetos al asiento trasero con el correaje correspondiente» como decía la ley anterior, deberán utilizar un SRI (Sistema de Retención Infantil ) homologado y acorde al peso y tamaño.

Esta ley es de cumplimiento efectivo en todo el país, a diferencia de antes cuando solo algunas jurisdicciones obligaban a utilizar SRI.

Es un pequeño paso para el hombre, pero un gran salto para los chicos. Porque «un correaje correspondiente» es muy amplio y puede dar lugar a elementos como los arneses que se venden desde hace tiempo y que no cuentan con ningún tipo de homologación ni aval por parte de organismos de seguridad vial.

Ahora bien, hay una escala establecida de pesos y alturas de acuerdo a los cuales se debe utilizar una u otra butaca. Y esa escala se clasifica en grupos:

  • Grupo 0: para niños de hasta 10 kg. Se colocan transversales al vehículo en el asiento trasero y procurando que la cabeza del bebe quede hacia el medio y no hacia la puerta.
  • Grupo 0/0+: para niños de hasta 13 kg o alrededor de 9 meses a 1 año. Se colocan en el asiento trasero, en el sentido inverso al de la marcha y sujetadas con los anclajes ISOFIX si los hubiera o en caso contrario con el cinturón de seguridad.
  • Grupo 1: para niños de entre 9 y 18 kg o alrededor de 9 meses a 4 años. Se colocan en el asiento trasero, en el sentido de la marcha del auto (o sea, mirando hacia adelante) y se sujetan con los anclajes ISOFIX si los hubiera o en caso contrario con el cinturón de seguridad.
  • Grupo 2: de 15 a 25 kg o entre los 4 a 6 años. Se colocan en el asiento trasero en el sentido de marcha del auto pero la butaca queda «suelta» en el asiento y el niño se sujeta con el mismo cinturón de seguridad del vehículo. Para ello estas butacas incorporan una guía por la cual se pasa el cinturón para que este quede a la altura correspondiente.
  • Grupo 3: de 22 a 36 kg o entre los 6 y 12 años. No es ya una butaca si no un elevador que permite al niño utilizar el cinturón de seguridad del vehículo. Una gran cantidad de butacas del grupo 2 permiten la remoción del respaldo quedando una butaca del grupo 3.

Este infografía publicada por Autoblog.com.ar clarifica un poco los conceptos.

En declaraciones al diario La Nacion, el jefe de seguridad vial y medio ambiente de la Region IV (America Latina) de la FIA (Federación Internacional del Automóvil) asegura que «Está comprobado con las pruebas de laboratorio de los distintos sistemas de retención infantil que una sillita bien instalada reduce un 80% la mortalidad y previene un 90% las lesiones en el momento de una colisión«.

No me extraña que sea así, sin embargo, asombrósamente, esta ley encuentra resistencia. Son muchos los que no están de acuerdo y enumeran una lista de excusas para no cumplirlas que, de hecho, son excusas para no cuidar a sus hijos o a cualquier niño que viaje en sus autos.

Y me quiero detener en este aspecto. ¿Por qué alguien puede poner en primer lugar cualquier cosa que no sea la seguridad de sus hijos? O, en un sentido mas amplio, la seguridad de un ser querido. Cada vez que leo los comentarios de notas al respecto no puedo mas que quedarme perplejo ante ciertas opiniones. ¿Se prioriza un supuesto ahorro monetario sobre la vida?. Peor aún, ¿se elige oponerse a una ley simplemente dejando desprotegido a un niño?. Incomprensible.

Transcribo algunos de los comentarios que fui encontrando en estos días y hago una breve observación de los mismos:

«Yo y muchas otras personas que ahora tienen 40 viajamos miles de veces cuando éramos chicos sin sillitas ni nada. Estamos todos vivos y sin traumas. El negociado de los seguros/seguridad y el miedo que eso impone es terrible. Patético.»

Esta es una idea muy arraigada también en otros ámbitos. El «siempre lo hicimos y nunca pasó nada». En realidad lo mas probable es que si «estamos todos vivos y sin traumas» es porque nunca chocamos dentro de un vehículo en el que íbamos sin ningún sistema de retención. Peor aun, los autos de hace 40 años eran escandalosamente más inseguros estructuralmente que los actuales. Si estamos vivos, es simplemente porque nunca chocamos.

«Hay gente a la que le genera un gasto que no puede costear».

Me cuesta creerlo. O mejor dicho, si, es probable que podamos encontrar un porcentaje ínfimo de personas que tienen autos desvencijados y que a duras penas pueden cargarles combustible. Creo que ese grupo de personas no es representativo del total. También es muy probable que esa gente ya esté en infracción desde antes por el hecho de no contar con el seguro obligatorio o la revisión técnica del vehículo. El resto, la enorme mayoría que mantiene un auto, no tiene excusas.

«Siempre llevé a mi hija en el asiento trasero sin nada, sé que está mal pero no voy a colaborar con una campaña para sacarle plata a la gente»

No encuentro una explicación racional para que alguien se justifique de esta forma. Una justificación basada de alguna forma en «pelear contra el estado» usando la salud de un hijo como herramienta. Tremendo.

Tampoco es necesario despotricar preguntando si ahora los ómnibus deberán tener butacas infantiles. No, no van a estar obligados, ni acá ni en ningún lugar del mundo. No seamos ridículos, vuelvo a lo mismo, que no estén obligados no significa que nuestros hijos no tengan que viajar seguros en el auto. Y para mas información, según datos del CESVI el transporte público tiene una participación marginal en los accidentes.

Y no faltan quienes por desconocimiento o por ahorrar un poco recurren a sistemas no homologados como los arneses que se venden por internet o en casas de artículos para autos. Estos arneses se abrochan al cuerpo de los niños y luego se sujetan con el cinturón del vehículo.

Sin embargo los supuestos puntos a favor de estos dispositivos son, en realidad, los puntos que los hacen inseguros. El principal es que se publican destacando la movilidad que proporcionan. Sin quitárselos, los chicos pueden moverse o incluso viajar acostados en el asiento. Ante un accidente lo único que se va a lograr es que el niño golpee en todas las partes del auto a las que esa supuesta «movilidad» le permita llegar.

Un dispositivo que permite estos grados de movimiento no es seguro, salvo que nos conformemos con ver rebotar dentro del auto a los chicos.
Si el niño puede pasar de estar sentado a acostado o viceversa, también podrá hacerlo en el momento de un choque. Pero en forma mucho mas violenta producto del impacto.

Me gustaría seguir haciendo hincapié en el hecho de que las sillas infantiles, SRI o como queramos llamarlas no son un gasto. O si, lo son, pero son un gasto que nos ayuda a preservar la salud de los mas chicos. En un choque lateral, cuando el vehículo que impacta empuja hacia adentro las puertas, el SRI es el primer lugar donde la cabeza y el torso de un niño van a golpear. Si el SRI no está, el niño golpea directo contra la puerta y el vidrio. No hay que hacer un análisis técnico muy amplio.

Hay infinidad de videos en Youtube mostrando choques simulados donde se observan las consecuencias de no contar con un SRI. No llamemos a la desgracia, la inversión es mínima.

 

 

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