Receta de potica. El postre que no me gustaba.
Cuando era chico las fiestas de fin de año se pasaban en grandes reuniones en las que los organizadores eran mi abuela, sus hermanas, mi abuelo y los maridos de las hermanas de mi abuela (que, adicionalmente, eran amigos entre ellos desde antes de casarse).
Ellos nacidos en Eslovenia, ellas nacidas en Italia, no hay que pensar demasiado para entender que las comidas de fin de año eran netamente de origen Europeo. Claro, había asado, pero el toque europeo siempre estaba.
Particularmente a la hora de los dulces, habia uno que nunca me gustaba. Una masa enrollada rellena con una especie de crema de nueces muy típica en Eslovenia, la «potica» (que se lee «potitza» o «potizza», con la pronunciación de la «pizza»). El paladar infantil en general acepta poco los sabores extraños fuera del helado, el chocolate y el dulce de leche. No era esta la excepción.
Pasaron los años y como en tantas familias se fue perdiendo la iniciativa de las grandes reuniones. Y con esa perdida dejó de estar presente en nuestra mesa la potica. La verdad es que nunca la extrañé.
Muchos años mas adelante, algunas de esas personas que participaban de los fines de año de mi infancia ya no están. Mi abuelo es una de esas personas. Y de alguna forma tenia ganas de volver a probar ese «postre» que nunca me gustó pero que es muy simbólico de la época, de Eslovenia y de aquellas navidades y años nuevos.
Este año decidí poner manos a la masa y preparar una. Por ser la primera vez salió muy bien y un poco por eso quiero compartir la receta para quien quiera probarla. Si bien hay muchas posibilidades a la hora de elegir el relleno, yo hice la variante de nueces que es la que a continuación muestro y que tomé originalmente del sitio https://www.slovenia.info…
Ingredientes:
Para la masa:
- 1/2 kg de harina.
- 15 grs. de levadura.
- 2 yemas (yo me equivoqué y usé los huevos enteros. No pasó nada grave).
- 150 cm3 de leche.
- 60 grs. de manteca (mantequilla).
- 1 cucharadita de sal.
- 3 cucharas de azúcar.
Para el relleno:
- 400 grs. de nueces.
- 120 grs. de miel.
- 25 grs. de azúcar.
- 25 cm3 de leche.
- 1 huevo.
- canela a gusto.
- opcional: ron o bebida alcohólica (yo no usé porque no me gusta).
Comenzamos.
Mezclamos la levadura con 3 o 4 cucharas de harina, una cucharadita de azúcar y 50 cm3 de agua natural o leche. Una vez homogeneizado lo cubrimos con un film, plástico o repasador y lo dejamos levar en un lugar cálido.
En un bowl colocamos la harina, los huevos batidos, la manteca derretida y la mezcla de levadura del paso anterior, que a esta altura ya debería haber crecido. Mezclamos y añadimos paulatinamente la leche. Luego amasamos en la mesada enharinada hasta conseguir una masa homogénea.
Colocamos esa masa nuevamente en el bowl, lo tapamos con film y a esperar que leve.
Mientras esperamos que la masa crezca preparamos el relleno. Trituramos o picamos o desmenuzamos las nueces hasta que queden trozos bien chicos (atención, no polvo).
Esas nueces trituradas las colocamos en una cacerola sobre el fuego y agregamos la leche. Por otro lado calentamos un poco la miel para que quede bien líquida y luego la agregamos también a las nueces junto con el azúcar. En este punto podemos agregar canela a gusto (yo puse aproximadamente 1 cuchara grande al ras, pero podría haber puesto mas y quizás quedaba mejor).
Revolvemos la mezcla y sacamos del fuego y cuando se enfríe un poco le agregamos el huevo, previamente batido.
Volvemos a la masa que ya levó hasta duplicar (o mas aún) su volumen.
La estiramos sobre la mesada previamente enharinada intentando darle una forma mas o menos rectangular. El grosor de la masa debería ser medio centímetro o menos, ya que después vuelve a crecer.
Sobre la masa estirada esparcimos el relleno en forma pareja.
Puede pasar en este momento que nos demos cuenta que la cantidad de nueces no era suficiente. No importa. Recortamos los sobrantes de masa y, de paso, le damos la forma rectangular que antes no logramos.
¿La tiramos la masa que recortamos? ¡¡De ninguna forma!! La estiramos y aprovechando esa manzana que se ve en una de las fotos y la canela, hacemos un strudel. ¿Que la masa no es la que corresponde? En este caso no nos preocupa demasiado.
Volviendo a la potica, una vez colocado el relleno comenzamos a enrollar asegurándonos de que la masa quede bien apretada y no floja. Terminado el rollo lo colocamos en una placa de horno aceitada y lo dejamos tapado para que leve un poco más.
Luego de unos minutos, que en mi caso fueron unos 15/20, llamamos a nuestro ayudante para que pinte la potica con huevo previo a llevarla a horno medio durante unos 50 minutos.
Y ahora si, el producto terminado y recién salido del horno.
Y acá en los momentos previos a ser saboreada en la noche de Navidad.
No es para nada difícil de hacer y, si bien sigue sin gustarme demasiado, la comí con muchas mas ganas que cuando era chico.
Muchísimas gracias por tu receta.
Me emocioné mucho leyendo la primera parte. Mis abuelos maternos también eran eslovenos. Mi abuela especialmente, con la que tenía una relación muy cercana, siempre preparaba la «potitza» con mucho amor y era algo que nunca faltaba en las comidas/cenas de Navidad.
Me voy a animar a hacerla… a ver si logro al menos acercarme al sabor de lo que ella preparaba y recordar esa época tan bonita!
Muchas gracias!
Hola Dario, dale nomás con la potica. Como una forma de volver a esas epocas Saludos