Más que cápsulas menos que hoteles
Su nombre es muy descriptivo del servicio que presta: Sleepbox. Literalmente “caja para dormir”. Y eso es casi lo que es.
“Un mundo colaborativo, sin fronteras, donde las personas auto suficientes desarrollen su máximo potencial integrando su vida, su trabajo y las experiencias creativas. Potenciar el desarrollo personal haciendo crecer lo mejor de nosotros mismos. Explotar todo nuestro potencial para mejorar nuestra salud, felicidad y creatividad”
Aunque parece un párrafo de libro de autoayuda o afiche de recursos humanos en alguna multinacional, en realidad es la presentación de la web de Sleepbox, la empresa que comercializa lo que a efectos prácticos es una habitación en formato cabina de reducidas dimensiones con una cama (o dos en la versión doble). Como no tiene baño, es necesario usar el del aeropuerto o el del albergue donde esté instalado.
Dependiendo de la ubicación de la cabina la cama tiene la almohada integrada o separada, como en una cama común. Y las “sabanas” son de una fibra similar al papel tissue. Al retirarse el cliente se renuevan automáticamente enrollándose en un extremo de la cama mientras por el otro lado aparece la parte nueva. Con un cargo adicional es posible pedir sabanas de tela.
Como mencioné antes, la cabina tiene dimensiones reducidas, apenas 2 x 1.4 x 2.3 metros y la cama mide 2 x 0.6 metros. Además de la cama el Sleepbox ofrece televisor, conectores eléctricos para carga de equipos, wifi y espacio para equipaje. El pago es totalmente automatizado y se pueden utilizar desde algunos minutos hasta varias horas.
¿A quién está dirigido este servicio? A pesar de que en principio no parezca agradable dormir en un espacio tan reducido, hay mucha gente que pasa horas de tedio esperando combinaciones en aeropuertos, estaciones de tren o que simplemente necesita descansar cómodamente. Hay pasajes de avión que son más baratos por tener escalas muy largas (de más de 8 horas por ejemplo), así que contar con un Sleepbox para superar airoso esa escala no está nada mal. De ahí que la ubicación principal de los Sleepbox sean los aeropuertos, estaciones de tren, centros de exposiciones, etc.
De uso y formato similar, encontramos los Napcabs. No parece haber un gran esfuerzo en los nombres, pasamos de “caja para dormir” a “cabina de siesta”, pero mejor decir lo que realmente es y no caer en eufemismos inútiles.
Los Napcabs son cabinas para dormir, con una cama de 2 x 0.8 metros con todo lo que uno esperaría encontrar: espacio de trabajo, conexión a internet, estación de carga de equipos electrónicos, aire acondicionado, pantalla multimedia con distintas opciones de música y video, etc.
Las Napcabs se pagan con tarjeta de crédito a través de una pantalla ubicada en el frente de la cabina. Y algo importante, el cambio de sabanas lo hace el personal de limpieza luego de que el usuario se retira, asegurando que la cama este siempre limpia.
Los aeropuertos de Berlín y Munich tienen ya instaladas estas cabinas y el costo de las mismas varía de acuerdo a la franja horaria (de noche o de día) y va de € 10 a € 15 por hora.
Cambiando de continente, los SnoozeCubes son alojamientos basados en la misma filosofía. Espacios reducidos al máximo para usuarios que permanecerán en ellos durante poco tiempo. Los SnoozeCubes se encuentran en el aeropuerto de Dubai y no difieren demasiado de lo ya mencionado, ofreciendo un espacio privado con televisión y cama por u$s 21 la hora.
Otra alternativa similar son las Minute Suites. Ubicadas en los aeropuertos de Atlanta Hartsfield-Jackson, Filadelfia y Dallas-Forth Worth, ofrecen pequeñas habitaciones provistas de un sillón cama y otras comodidades como televisión e internet. ¿El precio? u$s 42 por hora.
Todo esto hace acordar a los hoteles capsula de Japón. Bloques modulares colocados uno sobre otro con espacio en su interior solo para una cama y a los que hay que entrar agachado por la baja altura de los mismos.
En nuestro viaje a Europa en el año 2011 vimos en el aeropuerto de Frankfurt estas “camas” para que la gente pueda dormir mientras espera su vuelo.
Creo que todas las opciones que mencione anteriormente, aunque no son gratis, parecen bastante mas cómodas. Pero como mis viajes no son de negocios si no de placer, el único problema es el precio. No estoy seguro si pagaría u$s 50 o mas por dormir dos horas en un viaje de vacaciones. Porque además corro el riesgo de luego no despertarme y tener que pagar mucho mas aún.
¿Pagarías por dormir en uno de estos alojamientos?