Desde el principio de los tiempos
En el arenoso territorio de Libia hay una ciudad que resiste el paso del tiempo desde casi el inicio de los tiempos. Hablo de Leptis Magna, una de las ciudades romanas mejor conservadas que existen.
La ciudad fue fundada por colonos fenicios alrededor del 1100 a. C., aunque no alcanzó importancia hasta que Cartago se convirtiera en una potencia del mar Mediterráneo en el siglo IX a. C. Siguió siendo parte de Cartago hasta el final de la tercera guerra púnica en el 146 a. C., y se convirtió en parte de la República Romana, aunque ya desde el 200 a. C. se consideraba como una ciudad independiente.
Leptis fue una urbe cuyos habitantes no tenían la ciudadanía romana y era dirigida por dos sufetes (voz púnica para designar a un tipo de magistrados) y un concejo. Las inscripciones y edictos se hacían tanto en latín como en púnico. El emperador Trajano, hacia el 109-110 le otorgó la categoría de colonia a la urbe y con ello concedía la ciudadanía romana a sus pobladores libres.
En el 439, Leptis Magna y las demás ciudades de Tripolitania cayeron bajo el dominio de los vándalos cuando su rey Genserico conquistó Cartago a los romanos y la hizo su ciudad. Por desgracia, el rey mandó a destruir las murallas de la ciudad para disuadir al pueblo de rebelarse contra el dominio vándalo. El resultado fue que en el año 523, un grupo de bereberes saqueó la ciudad causando daños a los vándalos y a la población.
El Imperio Bizantino reconquistó la ciudad en el año 534 convirtiéndola en capital provincial, pero ya había perdido gran parte de su esplendor. Finalmente la ciudad fue abandonada en el año 650, luego de la conquista árabe de Tripolitania.
En el año 1982 la UNESCO declaró Patrimonio de la Humanidad a Leptis Magna. Las ruinas de la ciudad se encuentran a unos 120 km. al este de Tripoli, a pocos metros del mar Mediterráneo, y en ellas se pueden ver el anfiteatro, la plaza del mercado, el foro, los baños termales y el puerto que alguna vez comunicó a esta ciudad con el resto del mundo antiguo.